domingo, 3 de octubre de 2021

Gladys

A lo largo del tiempo la artista ha sido Gladys Jiménez, Gladys la exuberante, Gladys morena y Gladys La Bomba. Esta es la historia de cómo se transformó en la mujer explosiva de la cumbia.


 Como salida de una crisálida, la Gladys Nelly del Carmen Jiménez que fue corista de Tito Juárez y sus chicas en 1984 y cantante de Juancito y su conjunto después, se convirtió luego en la Gladys con nombre propio; una artista cuya fama comenzó a trascender los escenarios tucumanos cuando la cumbia se encontraba en plena ebullición en todo el país. 


  Eran fines de los ochenta. A los tumbos, la democracia intentaba consolidarse pasados el horror de la dictadura militar y el optimismo de la primavera alfonsinista. La inflación, que no tardaría en hincharse hasta volverse hiperinflación, y la desocupación golpeaban a los sectores más populares. En ese magma social, la rítmica diversión que ofrecía la cumbia significó acaso una especie de placebo.


 Como un nuevo producto cultural, el género comenzó a masificarse y a expandirse de las clases bajas a las clases medias. Se escuchaba cada vez más cumbia en las emisoras de radio y se la bailaba cada vez más en los clubes y en las bailantas cuando esa morocha voluptuosa, simpática, humilde, graciosa y compradora se volvió un rostro y un nombre reconocible en la movida de la música tropical. Mientras su nombre de pila permaneció inmune a esa metamorfosis artística, los que cambiaron fueron los adjetivos: De Gladys Jiménez a Gladys la exuberante, de Gladys la exuberante a Gladys morena, de Gladys morena al ya canónico apelativo de Gladys La Bomba Tucumana.


 Hay un nombre que resulta clave a la hora de entender la trayectoria consagratoria que llevó a Gladys de la provincia más pequeña del país a la meca bailantera: Miguel Moyano, el productor tucumano que catapultó su carrera solista y la llevó por primera vez a los escenarios porteños. Con Tito Juárez ofendido con quien había considerado una de sus discípulas dilectas y Juan Honofre Medina alejado de la música, la cantante se había quedado sin banda cuando Moyano le propuso que siguiera por su cuenta. En 1987, cuando comenzó la relación artística entre ambos, Gladys ya era conocida como Gladys la exuberante. Ese era el nombre artístico que le había puesto el locutor Juan Carlos Carrizo mientras ella era la voz femenina de Juancito y su conjunto.


 
 Gladys como corista de Tito Juárez

 Juan Carlos Carrizo tiene 69 años, de los cuales ha dedicado casi medio siglo a la locución. Arrancó en el oficio sin formación alguna ni carnet habilitante, por pura vocación, cuando decidió presentarse a un casting para locutor de la Radio Splendid, en San Salvador de Jujuy. 


 Hasta entonces había sido vendedor casa por casa de una tienda de artículos para el hogar y estudiante de abogacía. Después de entonces, ya no sería otra cosa. Cuando la frecuencia de Radio Splendid pasó a ser Radio Nacional en todo el país, pidió el traslado a Tucumán. Acá trabajó también en las emisoras más populares de la provincia: LV12 y LV7. Incluso llegó a la pantalla de Canal 10 donde condujo Baile Show, un programa que replicaba el formato de Elegidos, el clásico de Canal 8: un segmento con shows musicales en vivo.


   La voz de Juan Carlos era reconocida en aquellos años por su presencia en radio y televisión, pero también porque era el encargado de animar los bailes más populares de la provincia, donde asegura haber impuesto su estilo: “Esa era la época de oro de la animación porque no comenzaba el baile si no hablaba el locutor. 


 Entonces necesitabas un buen conductor porque la gente estaba sentada y hasta que no hablaba el locutor nadie bailaba. Llego yo y cambio ese panorama: me empilcho con pantalón pata de elefante y camisa de la farándula… claro porque los otros animadores eran puro traje azul o negro, o frac”.

 

Aunque es uno de los principales locutores de LV12, Carrizo hoy está muy lejos de la notoriedad que alcanzó cuando su voz se volvió la voz de la cumbia en Tucumán. A Carrizo se lo escuchaba en las publicidades y arriba de los escenarios de bailes y carnavales. Junto con el éxito de la movida tropical llegó el dinero, pero también la mirada inquisidora de sus colegas que veían por sobre el hombro al ámbito de la cumbia; un género musical al que consideraban menor y ordinario: “Yo hice mucha plata, buena plata, con los bailes, pero a la vez en ese momento ser bailantero, ser cumbiero, ser cuartetero era como una cosa de la perrada. A mí me catalogaban de bailantero y entonces yo sufrí mucho esa especie de discriminación que había con la bailanta. A partir de Marcelo Tinelli todo se popularizó, pero antes bailar o hacer cumbia era cosa de la negrada”.
 
 
Fue un fin de semana en uno de esos bailes que proliferaban por entonces en los clubes de la capital tucumana donde Carrizo vio por primera vez a Gladys. Recuerda que bastó verla arriba del escenario para percibir que la cantante de Juancito y su conjunto tenía un aura de carisma. 
 
 
 
Pero algo le faltaba todavía para convertirse en una reina de la bailanta. Gladys era Gladys Jiménez y para triunfar en la movida tropical con un nombre no alcanza, hace falta un adjetivo que vuelva al artista inmediatamente reconocible por el gran público.
 
 
 Ese apelativo que acompañará a la estrella hasta el fin de sus días, como a los boxeadores. Así, de acuerdo a esa lógica nominativa, Sebastián es “El Monstruo”,  Lía Crucet “La Tetamanti”, Gary “La voz de terciopelo”. Y también está toda la zoología de la cumbia: “El Potro” Rodrigo, Carlos “La Mona” Jiménez, Miguel “Conejito” Alejandro, “El león santafecino” Leo Mattioli,  Pocho “La Pantera”, entre otros. El apodo artístico suele destacar el lugar de procedencia o bien alguna característica física. Ese último fue el caso de Gladys, como recuerda Carrizo: “Cuando yo la conozco en la publicidad no era La Bomba, era Gladys nomás y había que buscarle algún adjetivo, un nombre artístico. Entonces yo le pongo Gladys “la exuberante” porque era armadita. Después quedó como “La exuberante” Gladys, de hecho el primer disco lo graba con ese nombre”.

 
Discografia Oficial
1987 - Otro amor en tu nido
1993 - No te perdonaré
1994 - La buena onda
1994 - Explosiva
1996 - Amor prohibido
1998 - La Bomba Mix
1998 - Mírame así
2001 - Con el corazón en mi voz
2004 - Ayer, hoy... y siempre
2010 - No hay vuelta atras
2013 - Aquí & ahora
2016 - Cosecharás tu siembra
2017 - 20 Grandes Éxitos

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